𝗟𝗮 𝗶𝗻𝗻𝗼𝘃𝗮𝗰𝗶ó𝗻 𝗱𝗶𝘀𝘁𝗶𝗻𝗴𝘂𝗲 𝗮 𝘂𝗻 𝗹í𝗱𝗲𝗿 𝗱𝗲 𝘂𝗻 𝘀𝗲𝗴𝘂𝗶𝗱𝗼𝗿. – 𝗦𝘁𝗲𝘃𝗲 𝗝𝗼𝗯𝘀

Jobs no solo creó productos: 𝗰𝗮𝗺𝗯𝗶ó 𝗶𝗻𝗱𝘂𝘀𝘁𝗿𝗶𝗮𝘀 𝗲𝗻𝘁𝗲𝗿𝗮𝘀.

 - Computadoras personales.

 - La forma en que escuchamos música.

 - Cómo nos comunicamos.

 - Hasta el cine animado (Pixar).

Todo con una obsesión clara: 𝗻𝗼 𝘀𝗲𝗴𝘂𝗶𝗿 𝗲𝗹 𝗰𝗮𝗺𝗶𝗻𝗼, 𝘀𝗶𝗻𝗼 𝗶𝗻𝘃𝗲𝗻𝘁𝗮𝗿𝗹𝗼.

Y aquí viene el contraste incómodo:

- Mientras un genio revolucionaba mundos, muchas empresas hoy se conforman con “optimizar procesos” y llaman a eso innovación.

Mejorar un proceso no te hace innovador. Te hace eficiente.

𝗜𝗻𝗻𝗼𝘃𝗮𝗿 𝗲𝘀 𝗮𝗿𝗿𝗶𝗲𝘀𝗴𝗮𝗿, 𝗱𝗲𝘀𝗮𝗳𝗶𝗮𝗿, 𝗿𝗼𝗺𝗽𝗲𝗿 𝗲𝘀𝗾𝘂𝗲𝗺𝗮𝘀… 𝘆 𝗽𝗮𝗴𝗮𝗿 𝗲𝗹 𝗽𝗿𝗲𝗰𝗶𝗼 𝗱𝗲 𝗲𝗾𝘂𝗶𝘃𝗼𝗰𝗮𝗿𝘁𝗲.

Reflexión incómoda:

a) ¿Las empresas están formando líderes que inventan… o seguidores que perfeccionan lo ya inventado?

b) ¿La cultura empresarial aplaude la innovación real… o solo premia la obediencia con diplomas y “reconocimientos”?

c) El mundo no recuerda a los seguidores.

d) El mundo recuerda a los Jobs, a los que se atreven a incomodar.

En las organizaciones, ¿se impulsa más la creatividad peligrosa… o la eficiencia obediente?

𝗦𝗲𝗿á 𝗾𝘂𝗲 𝗹𝗮 𝗶𝗻𝗻𝗼𝘃𝗮𝗰𝗶ó𝗻 𝗿𝗲𝗮𝗹, 𝘆𝗮 𝘀𝗲 𝗰𝗼𝗻𝘃𝗶𝗿𝘁𝗶ó 𝗲𝗻 𝘂𝗻 𝗺𝗶𝘁𝗼 𝗰𝗼𝗿𝗽𝗼𝗿𝗮𝘁𝗶𝘃𝗼?

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